Los tres conceptos se refieren a lo mismo: el uso que las empresas hacen de los datos
y de la información que tienen sobre el mercado, de sus competidores, clientes, proveedores, stakeholders o incluso de sus empleados, y de cómo la procesan para poder tomar decisiones bien informadas.
El concepto de Business Intelligence combina por tanto información interna y externa de muy diversa procedencia: los datos que recopila una empresa sobre su producción, por ejemplo, son inteligencia de negocio.
Pero también lo es un recorte de prensa sobre los resultados de un competidor, un informe sobre un nuevo mercado o sector en el que la empresa quiere introducirse, o datos que una empresa puede obtener de sus dispositivos de IoT o de redes sociales.
La relevancia de la inteligencia empresarial para cualquier negocio, y la complejidad en recopilar los datos, procesarlos, analizarlos y presentarlos de forma que cualquiera los pueda entender, es lo que ha hecho florecer el mercado de herramientas de Business Intelligence.
El Origen de las Herramientas de Business Intelligence
Según el artículo en inglés History of Business Intelligence, la primera mención al término Business Intelligence se encuentra en una enciclopedia publicada en EEUU en 1865. titulada Cyclopaedia of Commercial and Business Anecdotes.
Pero no será hasta el siglo XX, con el avance de la tecnología y, en concreto, con el desarrollo de los almacenes informáticos de datos, cuando podemos empezar a hablar del concepto de inteligencia de negocio tal y como lo entendemos ahora.
Es en la década de 1990 cuando se empiezan a desarrollar y comercializar más herramientas de inteligencia de negocios, debido a que algunas empresas pioneras empezaron a darse cuenta del potencial de este tipo de soluciones y empiezan a utilizarlas.
El problema de las primeras herramientas de BI era que eran poco intuitivas y difíciles de usar. Además, para generar informes y acceder a la información, un usuario sin conocimiento específico debía recurrir a los servicios del departamento de IT.
A finales de los 90 y principios del año 2000 fue cuando realmente se empezó a entender el potencial del uso de los softwares de Business Intelligence. El mercado empezó a florecer y proliferaron los fabricantes y proveedores de este tipo de herramientas.
Y además, estas soluciones empezaron a mejorar, haciéndose cada vez más usables para cualquier profesional, de forma que sin tener conocimientos informáticos se podía acceder, recopilar y analizar la información sin tener que recurrir al departamento de IT.
El reto que surgió en ese momento fue el de combinar soluciones de Business Intelligence rápidas y fáciles de utilizar por usuarios no técnicos, y que al mismo tiempo fuesen capaces de proporcionar información segura y confiable.
Ha sido en los últimos años cuando tanto el desarrollo como el uso de este tipo de herramientas a crecido de forma exponencial en las empresas.
Teniendo en cuenta que las fuentes de datos se han multiplicado ( Internet y redes sociales, dispositivos IoT, información de dispositivos móviles, y un largo etc) también ha aumentado la complejidad para extraer conocimiento relevante de toda esa información.
Por eso las herramientas de Business Intelligence también se han ido haciendo más sofisticadas y son hoy en día muy potentes, capaces de analizar y procesar infinidad de datos, de infinidad de fuentes y de ayudar a las empresas a extraer conclusiones para mejorar sus cifras de negocio.
En cifras de 2017, Gartner pronostica que el mercado global de Business Intelligence crecerá este año más de un 7%, generando unos ingresos de 18K millones de dólares. Y para 2020 la consultora prevé que este número se eleve hasta los 23K millones de dólares.